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El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha puesto a circular este lunes el proyecto de decreto que regulará la energía eólica marina en las costas españolas. La normativa, abierta desde este martes a las alegaciones de los actores implicados, plantea la celebración de subastas tanto para el acceso de los proyectos a la red —como ya ocurre en todas las instalaciones renovables de nuevo cuño— como para la concesión de uso del dominio público-marítimo. El objetivo del Gobierno sigue siendo llegar a hasta tres gigavatios (GW) de potencia instalada de esta tecnología en 2030.
El proceso de subasta —o “concurrencia competitiva”, en palabras del ministerio— podrá tener una ponderación máxima del 30% de criterios no económicos, desde la ratio de ocupación del espacio, la distancia a la costa o el número de aerogeneradores hasta su impacto ambiental o el impacto sobre el empleo y la cadena de valor industrial del lugar en el que se asienten.
El 70% restante dependerá, sobre todo, de una variable: el precio al que cada proyecto oferte la electricidad generada. Como en otros procesos similares, cuando lo convoque oficialmente, el Ejecutivo fijará un precio máximo o precio de reserva para todas las ofertas, así como un criterio de desempate.
Menos del 0,5% de las aguas nacionales
El paso dado este lunes, al sacar a consulta pública el borrador del decreto, es el segundo movimiento del Ejecutivo para acelerar el despegue de la eólica marina. El anterior fue hace justo un año, cuando el ministerio seleccionó casi 5.000 kilómetros cuadrados de alto potencial repartidos en hasta 18 demarcaciones. Es apenas el 0,46% de las aguas nacionales.
El desarrollo más lento de la eólica marina en España responde, sobre todo, a su perfil costero: las altas profundidades marítimas que se alcanzan al poco de entrar en el agua obliga a que los molinos tengan que ser flotantes y no anclados al suelo. Un factor que añade complejidad técnica y eleva mucho los costes. El viento no es problema: en las costas ibéricas el recurso es más que suficiente. Su perfil de producción por horas permite, además, pensar en una gran complementariedad con la solar fotovoltaica, la tecnología llamada a cubrir la mayor parte de la demanda eléctrica futura en la Península.
En enero de 2023 los países de la Unión Europea pactaron un objetivo no vinculante de eólica marina de 111 GW en 2030 y de 317 GW en el ecuador del siglo. En el caso de España, el objetivo de potencia instalada sigue siendo de entre uno y tres GW a finales de la presente década.
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