Joan Barreda puede haber vivido este viernes sus últimos kilómetros en el rally Dakar. El tercer piloto con más victorias de etapa en la historia de la prueba, con un total de 29, vio cómo su aventura topaba con un final inesperado en el kilómetro 529 de la especial de 48 horas en el desierto de Rub Al Khali. Un problema mecánico en la Hero, la moto india con quien estrenaba proyecto en la edición de 2024, le dejó varado en el mar de dunas cuando ya le quedaban menos de 100 kilómetros para regresar a Shubaytah, campamento base y línea de meta en el Empty Quarter de Arabia Saudí.
El castellonense, de 40 años, reconocía a EL PAÍS en una entrevista reciente que su intención es poner punto y final a su trayectoria en el rally más duro del planeta. “La idea es dar un paso al lado, es lo que siento. Quiero que entren jóvenes, aire fresco. A ver si se puede conseguir que todo eso crezca, construir algo chulo desde cero”, decía. El sabor amargo en el que debería ser, pues, su último Dakar, la competición que ha marcado su vida, despide a uno de los motoristas más ilustres del vivac, incapaz de ganar el Touareg, pero bien capaz de dejar huella en toda la caravana.
“La gente ya sabe quién soy y lo que aporto a este deporte. Independientemente de ganar o no, ese estatus me lo he ganado. Lo que más me enorgullece, aunque sean pocos, es que hay quienes se identifican conmigo y quieren ver eso, ponen la tele para ver eso. Solo con que a una persona le guste y busque eso, para mí ya ha valido la pena”, reflexionaba.
Barreda, con su estilo irreverente de “dar gas” y ya veremos, estuvo a punto de ganar el rally en dos ocasiones. Tanto en 2017 como en 2022 quedó quinto, su mejor posición en la general. Lideró ambas ediciones, pero la desgracia pareció apoderarse en parte de su relato desde entonces. El español ha abandonado en siete de sus 14 participaciones, y este 2024 partía en la sexta etapa duodécimo en la tabla a 45 minutos del líder Ross Branch, su compañero en Hero.
Los trompazos y lesiones han sido otro sello de Barreda, capaz de levantarse por su propio pie incluso en sus accidentes más graves. En la quinta etapa de esta edición, sufrió dos fuertes golpes en la cara y el esternón que no evitaron que tomara parte en la exigente odisea por el desierto de los dakarianos, abriendo pista durante toda la jornada del jueves y parte del viernes, hasta que su montura dijo basta. Después de una noche al raso en uno de los páramos más inhóspitos del mundo, este escenario de película puede representar el punto y final de Bang Bang.
Aunque no esté compitiendo el próximo año, Barreda seguirá vinculado con el mundo de la competición off-road a través de Hero, que le ofreció poder liderar el proyecto en el ámbito deportivo y formativo. Su intención es hacer de mentor de las nuevas promesas y conseguirles un hueco en el Dakar, donde él ha sido y será leyenda. La maratón de 48 horas en el desierto, que ni siquiera duró dos en su reanudación, se la llevó la Honda del francés Adrien Van Beveren con un tiempo de 7h57m29s por delante del australiano Toby Price (KTM) y su compañero Ricky Brabec, piloto estadounidense de 32 años que toma las riendas en la general con tan solo 51 segundos de ventaja sobre Branch.
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