A estas alturas nadie sabe quién prendió la mecha, aunque hay cierta coincidencia en que pudo suceder en la década de los 70 con la invención del microprocesador. Medio siglo después, estamos rodeados. La inteligencia artificial (IA) está en todas partes y las empresas —todas— están atentas por si sirve para reducir costes y aumentar beneficios. Mientras, los Estados debaten leyes para controlar su impacto. Hay miles de estudios sobre las consecuencias del desarrollo de la IA, con un punto de consenso: la IA está cambiando la naturaleza del trabajo y la calidad de los servicios. Amazon, la compañía líder en comercio electrónico, controla de cerca el “latido IA” social y comercial. Las conclusiones de su último estudio, en colaboración con 40dB, muestran que la sociedad está en proceso de asimilación del fenómeno. Según sus datos, el 64% de aquellos que creen no interactuar con la IA en su día a día usan a diario navegadores de internet, que ya incluyen sistemas de IA. El 87% de los que compran ocasional o habitualmente online no creen estar en contacto con la IA. Pero lo están. Rodeados.
La encuesta para Amazon revela que la IA y la automatización tienen mejor valoración entre los jóvenes de las generaciones Z y milenial. Con un elemento añadido: la brecha educativa. Aquellas personas que tienen un nivel educativo superior son menos escépticos respecto a la creación de nuevas tipologías profesionales. Creen que con la IA se crearán nuevas profesiones en un 84,4% y en un 82,5% en el caso de la automatización.
Pier Paolo Cirillo, director de Desarrollo de Software de Amazon en Madrid, asegura que “la sociedad española ha entendido que la IA es una herramienta que ha llegado para quedarse y que puede ser muy útil, por lo que es importante familiarizarse con ella. Un 61% de los encuestados cree que es una herramienta positiva o muy positiva”. La pregunta es ¿positiva, para qué? entre otras cosas, para el empleo, asegura Cirillo: “Las nuevas tecnologías no van a acabar con el empleo. De hecho, todo apunta a que se crearán nuevos puestos de trabajo que hoy no existen”.
El Banco de España está entre los que apuntan. En su estudio New technologies and jobs in Europe (2023) analiza el vínculo entre la evolución del mercado laboral y las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y el software en 16 países europeos entre 2011 y 2019. Los resultados muestran que las tecnologías IA y la automatización incrementan los niveles de empleo netos en la mayoría de los países. Miel sobre hojuelas. Investigadores vinculados a la Universidad Complutense como José Ignacio López Sánchez y José Luis Arroyo-Barrigüete también defienden que la automatización y la IA tendrán un impacto neto positivo en el empleo. Mientras que en España y en Europa por cada empleo perdido se crearán más de 1,4 nuevos, en EE UU esta cifra se eleva hasta 2,2, con un saldo de 11,5 millones de empleos. Es como un sueño: según Goldman Sachs, con la adopción creciente de herramientas inteligentes en empresas y en la sociedad, se proyecta un aumento del 7% en el PIB mundial en 10 años.
La cara optimista tiene su cruz. El Financial Times ha publicado que desde que la inteligencia artificial generativa—capaz de crear texto, imágenes, vídeo, audio o códigos nuevos— irrumpió en escena hace un año, el pronóstico para los trabajadores administrativos ha sido sombrío. OpenAI, la compañía detrás de ChatGPT, estima que los empleos que corren mayor riesgo debido a la nueva ola de IA son aquellos con los salarios más altos. Xavier Marcet, fundador de Lead to Change, ha adelantado la que, en su opinión, será la tendencia impulsada por la IA en las próximas décadas: habrá trabajo para las personas que estén actualizadas, el número de autónomos no parará de crecer y algunos serán el nuevo precariado.
Distribución del empleo
Da que pensar. La Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2023) ha advertido de que puede haber un problema significativo en la distribución del empleo entre hombres y mujeres debido a que más del doble del empleo que ocupan las mujeres podría verse afectado por la automatización. La causa es la sobrerrepresentación femenina en trabajos relacionados con el sector administrativo en países de rentas medias y altas. El remedio está en la formación continua. La UE tiene como objetivo para 2030 que, al menos el 80% de las personas de entre 16 y 74 años dispongan de capacidades digitales básicas.
Hernan Saenz, director global de Bain & Company, es optimista: “Estudié la introducción de tecnologías en cada revolución industrial y cómo reaccionó. En principio, hay pánico. Pero lo que vemos es que el empleo subió. Cambió, pero al final se creó más empleo. Con esta tecnología (IA), todo lo vamos a hacer mejor. Vamos a poder regalar al mundo el cambio de la estructura de la semana; vamos a lograr la semana 4-3. Vamos a ser más eficientes”.
Las grandes empresas no esperan, exploran. Coca Cola ha colaborado con OpenAI y Bain para crear una plataforma de IA llamada “Create Real Magic” para aplicarla no sólo en marketing, sino en otras áreas como gestión interna, atención al cliente y creación de materiales. Carrefour trabaja en tres soluciones tecnológicas innovadoras basadas en la tecnología ChatGPT: un robot de asesoramiento para compras en carrefour.fr, fichas de descripción de productos y soporte para procedimientos de compra. Philips está utilizando un algoritmo de IA generativa para analizar los rasgos faciales y diseñar máscaras personalizadas para la apnea del sueño. Ford usa el diseño de IA generativa para optimizar la composición de las piezas de los vehículos y reducir los costes de fabricación. Hay más ejemplos. Nike utiliza la IA generativa en el diseño de modelos nuevos y Morgan Stanley Wealth Management desarrolla un servicio interno que aprovecha la tecnología Open AI y el capital intelectual de Morgan Stanley para ofrecer contenido relevante y conocimientos a los asesores financieros en segundos.
Es un momento interesante. José María Lassalle, consultor, escritor y exsecretario de Estado para la Sociedad de la Información, explica que “durante mucho tiempo, la gente no ha sido consciente de que la IA convive con nosotros. Pero el impacto del ChapGPT y noticias sobre IA ha provocado estado de preocupación. Hay una escalada en varios planos: el profesional, el personal y el de qué va a ser de nosotros. Las empresas, por su parte, incorporan una tecnología exponencial para mejorar sus cuentas de resultados, reducir costes y mejorar el proceso. Pero no tienen en cuenta las consecuencias. Es uno de los problemas de la IA. Que sigue en manos de tecnólogos, que no vislumbran los riesgos éticos y problemas filosóficos que acompañan el desarrollo de la IA”.
Pese a todo, Cirillo cree que “el futuro laboral se presenta como un entorno híbrido donde máquinas y personas convivirán para lograr una mayor productividad y eficiencia. En esta transición digital, hay una máxima que en Amazon no perdemos de vista: las máquinas y la tecnología deben complementar a las personas y no al revés”. Más nos vale. Una encuesta de AWS a más de 3.000 empleados de más de 1.300 corporaciones en EE UU indica que el 92% de ellas planea utilizar soluciones de IA para 2028. Rodeados.
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